Kuyay Maki, que en quechua significa “Manos Queridas,” es el nombre que Jorge Adalberto Pomacanchari Canchari eligió para su taller, un espacio donde el arte y la tradición cobran vida. A sus 49 años, Jorge ha dedicado su vida a trabajar con el buril y el pincel, transformando tablas de madera en obras que combinan delicadamente tintes naturales extraídos de plantas y cochinilla. Cada pieza que crea es un homenaje a la naturaleza, la historia y el espíritu de su pueblo.

Su pasión por el arte comenzó en su niñez, cuando sus primeros dibujos ganaron premios en concursos escolares y lo llevaron a buscar la perfección bajo la tutela de grandes maestros como Porfirio Ramos, Víctor Yucra y Marcial Berrocal. Para Jorge, cada maestro le aportó una visión distinta, enseñándole a transformar las tradiciones andinas en arte que trasciende generaciones. “Mis manos son las de mis ancestros”, dice, refiriéndose al proceso paciente de mezclar tintes, de esbozar formas y de pintar escenas de la vida andina.

Pero Jorge no se limita a las tablas. En los últimos años, ha explorado su talento como actor, encarnando personajes en el cine peruano. Su participación en Diógenes (2022) y más recientemente como "Dionisio" en Lady Nazca (2024), un tributo a María Reiche, le ha permitido expresar, de otro modo, su conexión con los Andes y su cultura. En cada obra de arte, en cada papel que interpreta, Jorge nos entrega un pedacito del alma andina, una historia contada a través de sus manos queridas, las mismas que trabajan día a día para preservar y compartir la herencia cultural peruana.